lunes, 30 de noviembre de 2009

Distribución equitativa: Alimento para cada ser humano

¿Sabes cuantos millones de dólares se gasta al año en la industria cinematográfica? Más o menos 7 veces el PIB de países africanos como el Chad.
Existe un estudio que demuestra como el consumo de las familias varía dependiendo del país en el que se encuentren.

Un estudio comparativo muestra como una familia promedio en México consume cantidades altas de refresco, cereales, verduras, tortillas, frijoles, comida rápida etc. Y por el otro lado un país como el Chad consume escasas semillas para mantenerse vivo.
La diferencia es: una familia consume para calmar su hambre y la otra para poder despertar al día siguiente.

El consumo de agua potable es un caso extremo también, observando un mapa que muestra el consumo por país es increíble captar que hay países africanos como Somalia o Marruecos que ni siquiera figuran en el mapa, su consumo es así de bajo, es mas es inexistente.
¿Es justo? Es justo que en mi familia los fines de semana el problema con comida más grande sea que algunos quieren pizza y los otros quieren tortas, mientras que para algunas familias el problema sea: tu hermano debe de comer hoy, por que es su turno ya que tú comiste el día de ayer.
Y no es exageración, así viven millones de familias en África.
Y no tenemos que ir muy lejos para vivir esta situación, en México miles de poblados cuentan con escasos recursos para satisfacer sus necesidades básicas.

Me parece un insulto cuando algunas revistas dan a conocer que 5 familias generan el 13% del PIB en este país, familias que si bien se les reconoce lo que han hecho, seria de admirarse si su contribución a la sociedad fuera de tal forma que no existiera ningún ser sin comida.
Tan mala es la distribución de riqueza que un estudio en el 2006 revela que existen 6.000.000.000 de personas en el mundo, para esas fechas habían 43,6 trillones de dólares norteamericanos en el mundo. Es decir si dividimos el consumo por personas, obtendríamos una ganancia de $8,432.87 pesos mensuales, por persona en el mundo. Es decir que cada persona en este mundo, sea anciano o niño, tendría esas ganancias al mes, lo cual equivale un ingreso promedio familiar de $33,731.50 pesos (tomando en cuenta que la familia promedio de 4 personas).

Con estas cantidades, ¿el hambre existiría? A mi me parece que no.
El error radica en la distribución no equitativa de bienes, de producción de riqueza y de acaparar de forma egoísta el dinero que circula en el mundo.
Tan absurda es el mal gasto de el dinero que en la película “Soy leyenda” se utilizo lo equivalente en dinero para comprar 120, 000,000 hamburguesas sencillas del Mcdonalds. Y no es que esa película haya dejado un mensaje positivo a la sociedad, es mas la película no se puede calificar más que “palomera”.

Te pregunto, crees que vale la pena?
La siguiente vez que asistas al cine y gastes 50 pesos en la entrada pon en perspectiva todo, no te invito a que dejes ir al cine pero te invito a hacer conciencia, te invito a que piensen un poco mas cuando mal gastes tu dinero, cuando alimentes a tu perro con verduras que no te gustan, o cuando tu sueño sea tener mucho dinero para comprarte 5 carros.

No se trata de deprimirse, se trata de hacer conciencia y de ayudar si es que puedes, haz sacrificios y dona a aquellos que menos tienen. Por que muchas veces cuando pasamos frio y nuestro problema se resuelve con una cobija extra, tenemos personas que no cuentan si quiera con un periódico extra. Si te sobra una cobija regálala. Locke alguna vez criticaba la propiedad privada ya que en un inicio natural todo era de todos, y la mala distribución y el egoísmo ha dejado a algunos muriendo de hambre.

En un lugar de la mancha

Todo daría por prolongar ese último abrazo
Y hacer eterno ese último beso
Sentir que me pierdo aferrada a tu cuerpo
Y sentirte una vez más mi caballero

Y por qué si Don Quijote jamás dejó a su Dulcinea
En esta, mi versión moderna
El caballero abandona a su doncella
Y ahora, ¿qué hará ella? … ¿Qué hará ella?

Y la tristeza no me deja respirar
Descubrí que un corazón roto no lo pegas así nada más
Y no contengo las lágrimas, maldita sea no puedo
Y duele quererte tanto y duele tener que quererte menos

Y ahora Don Quijote dejó a su Dulcinea
La versión final de una historia vieja
Él se va silencioso mientras ella fragmentada queda
Y si fue la casualidad quien giro la rueda, que jugada tan perversa

Porque jugar con fuego siempre quema ¿Cuándo entenderá esta tonta Dulcinea?
Y al pasar el tiempo ella cae en cuenta
De que lo repetiría aunque de dolor muriera
Porque es inconcebible un Quijote sin Dulcinea y a la inversa

Y el Quijote ya no tiene Dulcinea
Que triste adaptación de la novela de Saavedra
Porque la doncella susurrando queda
Adiós Quijote … te ama dulcinea.

“Penúltimo”

Hoy el día parece estar más claro que el resto, el sol brilla un poco mas que otros días, y el clima se siente con más tranquilidad. ¿Sera porque el penúltimo semestre de mi carrera esta por terminar?
¿O será porque al fin he podido arreglar las cosas que hace unas semanas no me dejaban respirar?
Hace unos días tuve un choque, y para mi ese choque no solo significo ser golpeada por otro carro, si no la gota que derramaba una mala época.
Y así nos hemos sentido miles de veces, la ironía de la vida viene a decirte que en efecto, las cosas pueden estar peor de lo que te imaginas. Y tal vez es porque se cruza esa línea de la realidad de la mala suerte con la realidad de la vida, se cruza esa línea y al final tomamos las cosas con una filosofía diferente.

Y esa filosofía se llama madurez, y con la madurez se va dejando de lado la juventud que te permite tener errores que a una edad adulta ya son imperdonables.
La señal de que la vida madura esta tocando a mi puerta me quemo con una realidad sumamente fuerte.

Me di cuenta de 5 cosas que señalan que efectivamente ya soy un adulto:
1) Dolores musculares que no de repente, sin explicación alguna, te hacen presa en cada extremidad posible de tu cuerpo
2) Tus conversaciones son en tiempo pasado, pero no pasado como el fin de semana, si no comienzas a hablar de cosas como: las caricaturas de ahora no son como las de antes
3) Pintarte el cabello no solo por la moda de un nuevo color, si no porque esta vez quieres tapar las 5 canas que te han salido
4) EL decir: naci en “mil novecientos ochenta y tantos” parece mas pesado que nunca
5) Ir a un bar calmado o a un café parecen ser siempre el mejor plan con tus amigos mas cercanos

Es así como me di cuenta de un pequeño detalle, ahora que estoy por terminar mi penúltimo semestre de la universidad y todo el año no he hecho otra cosa mas que desear que el día se pase rápido para que de repente sea el ultimo día de clases, he perdido mucho tiempo deseando que el tiempo pase y de repente ha llegado un momento en el que todo parece ir mucho mas rápido.-
De nuevo, nos encontramos entrando al último mes del año. Y mientras intento que pensamientos como: ¿Logre mis propósitos este año? Se borren de mi cabeza con el temor de no lograrlos, me doy cuenta de que vivir por vivir sin rumbo planeado hace que todo sea mucho mas difícil.

¿Qué tan lista me siento para ser 100% responsable de mis errores? La verdad, es que el porcentaje es desalentador pero me anima saber que jamás nos sentiremos 100% listos, simplemente porque siempre queremos encontrarle la razón de ser a nuestras malas decisiones, ocultándolas con razones ilógicas que a la vista de los demás son absurdas pero que para nosotros son alentadoras para seguir adelante.

Y la verdad, es que así tengamos 17 o 56 jamás un error será lo suficientemente grave como para no resolverlo. Y como lo hemos dicho desde el primer día que escribimos en este blog, la idea radica en enfocar la situación con otro lente.
Podre tener 1000 problemas, podre llorar tanto como mis ojos lo permitan, podre sentir que despertar es cada vez más difícil, pero lo importante es que solo basta con un día para poner todo en perspectiva y basta con no esperar a hacer mi lista de propósitos para el año siguiente y cambiar aquello que he venido haciendo mal. Basta con querer empezar cada día con la idea de que este será mejor que mañana.

Así que, no esperes que sea 31 de diciembre para hacer esa lista. Cambia hoy eso que en el fondo no quieres ver, pero que sabes que has hecho mal.

¿Cómo nos arreglamos joven?

La Organización Mundial “Transparencia Internacional” publicó en el 2008 que el índice de percepción de corrupción es de 3.6 puntos para México en una escala de 0-10 siendo cero percepción de muy corrupto y diez percepción de ausencia de corrupción.

“El futuro de la democracia” de Norberto Bobbio fue el libro que pateó mi cursi trasero al mundo real. Si bien este texto habla de la democracia es más bien una crítica de por qué los países latinoamericanos no somos más que teóricamente demócratas. La triste realidad es que México es un país corrupto, con o sin índices internacionales que lo demuestren, todos los que aquí vivimos sabemos que “con dinero baila el perro”. Un profesor alguna vez me dijo “niña, date cuenta, hay corrupción en todos lados y no desaparecerá; lo que se tiene que hacer es mantenerla en los altos mandos para poder controlarla”. La verdad es que me dio tristeza pensar que en realidad así es como se mueve el mundo pero no me sorprende, cómo esperar que grandes corporaciones y gobiernos poderosos se manejen honestamente cuando las personas no pueden siquiera hacerse responsables de pagar una multa por pasarse un alto.

Dos veces he, literalmente, perdido la razón cuando alguien ha intentado dar mordida mientras yo vengo felizmente de copiloto en el coche. La primera, y con el afán de evitar futuros reclamos usaré nombres y parentescos ficticios, venía con un amigo, Sergio, regresando de Santa Fe hacia Satélite. Veníamos en la glorieta de volaris y como había una gran cantidad de coches haciendo fila para dar la vuelta en la glorieta, él decidió ir en sentido contrario para ahorrar el tráfico. Claramente una patrulla nos paró, lo cual honestamente me dio mucho gusto, y en seguida yo le dije a Sergio “y ni creas que le vas a dar dinero”, tomé su cartera y la escondí entre mis cosas. Eventualmente, y después de una lección de seguridad impartida por el policía que nos paró, Sergio se bajó del coche para hablar con este señor y después de un par de minutos regresó a pedirme su cartera; misma que claramente no le di. La historia con el policía termina en que el hombre descarado, cínico y cerdo se acerca a mi ventana y dice “que ya regañó al joven señorita? Bien hecho” ¿Bien hecho? ¡Hijo de puta si él sugirió la mordida! Me dieron ganas de decirle hasta de lo que se iba a morir el pobre imbécil aquel pero me contuve sabiendo que mis lecciones de vida no cambiarían las prácticas corruptas de ese estúpido personaje. Por si no fuera poco, Sergio se sube al coche y me dice, muy indignado, “te pasas, si sólo le iba a dar veinte pesos” y yo entre que no sabía si reír o llorar pensé “claro, el problema no es el hecho de que contribuyas a que nuestro país sea estúpidamente corrupto sino el monto de la mordida”. A los 2 segundos yo ya estaba llorando de coraje, tristeza y decepción solamente de pensar que si una persona con estudios profesionales; un nivel socioeconómico medio – alto y con valores cívicos y éticos no podía cambiar y cooperar un poquito en tratar de componer a nuestro México, que se cae en pedazos, cómo iba yo a hacer para que el resto de la gente lo hiciera.

La segunda vez fue aún peor porque mi tía, Monica, sí que logró dar mordida para evitar ir al corralón de Dios sabe dónde por circular un día que no nos tocaba. Es un sistema, aunque arcaico, bastante establecido pues el policía, quien bondadosamente te ayudó para que un olvido no interfiriera en los planes del día, te da una clave para que en caso de que te llegaran a parar otra vez, el “pareja” sepa que tú ya pagaste tu mordida correspondiente y puedes ir en libertad. Claramente volví a enloquecer después de lo sucedido y me aventé un discurso moral larguísimo para después, entre lloriqueos, externar mi preocupación por el futuro de mí país, la decadencia de la sociedad y la tristeza de sentirme sola en una lucha contra la corrupción.

Lo que me parece de risa es que en todas estas historias existe una excusa lo suficientemente “válida” para haberlas realizado. “El coche no es mío, ni modo que se llevara el coche de mi mamá al corralón” “No iba a tener tiempo de ir a pagar la multa y recoger el coche” “Nos iba a partir el día” “La multa iba a ser carísima y ahorita no tengo dinero” “Se me va a hacer tarde y es muy importante que llegue a tiempo”… ¡Ja! Como si en verdad un día alguien fuera a decir “Está bien, al fin que hoy tengo tiempo, dinero y transporte alternativo”.

¡YO NO DOY MORDIDA!